jueves, 11 de octubre de 2007

Arthur Schopenhauer

En la temprana juventud, al contemplar la vida que tenemos por delante, somos como chicos en un teatro antes de que el telón se levante, sentados allí en la oscuridad, entusiasmados y ansiosos, esperando que la obra comience.
Es una bendicion que no sepamos lo que realmente va a suceder. De poder preverlo, hay veces en que los chicos parecerían prisioneros condenados, no a la muerte, sino a la vida, y hasta ese momento totalmente inconscientes de lo que la sentencia significa.

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